"...to enclose the present moment; to make it stay; to fill it fuller and fuller, with the past, the present and the future, until it shone, whole, bright, deep with understanding."

Virgina Woolf, The Years


27.8.10

Arjuna

Hay dos cosas que siempre me han llamado la atención del Mahabharata. Una, que Arjuna no pueda detenerse una vez que ha empezado a jugar juegos de azar. La segunda, que Krishna trate de convencerlo de perpetrar un acto de violencia, y que éste convencimiento sea la Bhagavad Gita (uno de los textos espirituales más importantes del hinduismo y de la actualidad), así como que la violencia sea justamente el dharma de Arjuna. 


25.8.10

Taxi Chronicles - Border

No recuerdo exactamente cómo empezó la conversación. Resultó que el taxista y yo ambos nos hospedábamos temporalmente en el mismo municipio, pero estábamos a kilómetros de distancia de tal sitio, cerca del centro de la ciudad. Me regresé porque mi mamá está enferma. Pero allá tengo una novia. Me habla todos los días. Me dice que ya me regrese. Que ella me paga. ¿Pero tú sí tienes visa, no? No, está tranquilo, ya me crucé dos veces. Ellos ya saben cómo. Cobran como cuatro mil dólares. Pero a mí me van a cobrar dos mil. Allá era jardinero.

Otro había regresado también porque su mamá estaba enferma. Él era mucho mayor. Tenía hijos graduados de la universidad. A todos les había ayudado con sus estudios. Le había puesto una casa a su esposa. Quería regresar. Yo le digo a mi hija que se regrese conmigo, que allá va a ganar mejor, le pregunto, cuánto ganas aquí m´hija, como dos mil pesos, usté cree, yo le digo yo te pago eso allá, vente, pero ella no se quiere ir. Un día me fue a ver mi hijo. Le dí sus dólares para que se los gastara allá, para que se comprara lo que quisiera. Lo llevé a pasear en mi camioneta. Pero ellos no se quieren ir. Se le quebró la voz. Pude ver sus ojos enrojecerse por el retrovisor. El taxista se los limpió. Allá se vive mucha soledad. Hay algunos que se van a la carretera, y corren echos la madre, no aguantan. Otros se tiran de edificios altos. Uno que se enteró que su mujer lo engañaba. Allá era constructor.

El tercero tenía una hija. La había visto una vez en todos esos años. Él quería que regresara. Trataba de convencerla. Ella nos dice que nos vayamos para allá, pero nosotros no nos queremos ir. Le decimos que regrese, que ya estamos grandes, pero no quiere venirse para acá. Era mucho mayor que los otros dos. A él también se le rompió la voz. Y le corrieron lágrimas que también vi por el retrovisor. Y algún  sollozo que escuché desde el asiento de atrás. 



14.8.10

En busca del tiempo perdido IX

Otras veces el pasado finalmente duerme, descansa en paz, cesa: una taza es una taza, una galleta es una galleta, y un olor es el perfume del presente.

9.8.10

Subtlety

"A gift for subtlety". I just heard Meryl Streep saying that. I don't really have anything to say about it, I just liked it.

7.8.10

Las horas VIII - El secreto de la longevidad

LA TORTUGA

Desplazarse lenta y torpemente por el tiempo: he ahí el secreto de la longevidad. Dar el segundo sorbo de caldo cuando los demás lleguen al postre. No correr hacia la muerte. Ignorar los móviles del mundo y adoptar la pose de la estatua para engañar al tiempo.


Luis Ignacio Helguera. "La tortuga" Murciélago al mediodía. Fragmento.

1.8.10

Cura

Bien dicen las abuelas, las madres, y otros seres sabios, que no hay mal que por bien no venga. Ciertamente no me lo hubiera imaginado cuando me puse esos zapatitos tan monos que tanto me gustan, con su rara coquetería de dejar al descubierto las puntas del dedo pulgar y acompañante. Es cierto que en el metro, entre otras cosas, hay que cuidarse de los pisotones. Pero en esa esquina no íbamos mas que él y yo, los dos con los pies bien plantados en el piso del vagón. Aunque también es necesario considerar que, en el metro, otra de las cosas de las que uno debe cuidarse es de los enfrenones  y los arrancones. Para guardar el equilibrio, él se balanceó sobre uno de sus talones; yo quise apoyar mi pie más firmemente y lo levanté con enjundia. Sentí cómo mi dedito gordo chocó fuertaemente con la orilla de su zapato, y pensé, ay no, ya se me ensució  mi zapato. Algunos momentos después voltée al piso y vi mi uña y mi zapato barnizados de un rojo brillante: una pequeña mancha de sangre. En ese momento empecé a sentir dolor: mi uña debe de haberse atorado con la orilla del zapato, tal vez se haya arrancado una parte, o toda. Después le pedí que volteara hacia abajo, me miró y me dijo, no te preocupes, ahorita te curamos, ocultando su preocupación.

Insistí en que nos fuéramos caminando, la casa estaba tan cerca, y de paso nos quedaba muy convenientemente la farmacia. Se encargó de comprar todo lo necesario. Llegamos a casa y me pidió que me sentara. Sus gestos denotaban un cuidado meticuloso, un gran cariño por aquello que cuidaba, un gran esmero en curar. 

Así es él. Eso es él. Cura.

Voces inesperadas

Uno no espera recibir de un niño consejos que darían las abuelas. Mientras el resto de los niños hacían collages, Pablo, Julio y yo nos sentamos a leer un poema de un payaso extravagante. Un fotógrafo conocido entró y nos tomó fotos. Bromeamos con meter la panza para salir guapos. El de la cámara se dio la vuelta y empezó a fotografiar al resto del grupo. Pablo se acercó y me susurró al oído: No te dejes hipnotizar por ese muchacho.